Sucede que es domingo por la tarde
y a él le viene un pensamiento.
Primero, se le instala furtiva,
después
fundamentalistamente,
que no con fundamento,
eso no lo tuvo jamás
paladea:
“En el cielo, se compran los pasillos”.
Y a partir de ahí no se detiene.
Laberintos de pasillos,
ciudades de pasillos.
Y una lámpara fundida.
comprende ahora que tropiecen con las luces
de la tele,
lo cansados que parecen.
Se propone seguir uno,
de modo que lo consigue:
por algo le enseñaron a seguir
a lo que sigue
lo que sigue
lo que sigue
las corrompe,
continúa.
Costado oeste del avión,
zona central,
fila primera,
un redondo 7 junto a una ventanilla hecha de nubes,
y justo al lado,
un niño feo
¡pero feo...feísimo!
El niño tiene calor, se hace popó
¡Popó! ¡En un avión!
¡Tú me dirás!
“¿Por qué no me besó papá?”.
Ya no lo quiere, no hay discusión.
Mira a mamá
Mamá, que le tiende una chaqueta:
90% algodón,
10 poliester,
made in Taiwán.
El niño acepta en un segundo
todo lo grande que es el mundo,
como una copia más barata de sí mismo.
Llegados a este punto es que se cansa de mirar,
suelta el avión ,
El niño no,
el de la plaza;
no te había dicho
que se sienta
en una plaza
Por eso deja que se vaya
igual que un émulo de acróbata,
digo el avión,
el niño ahora se ríe
en el aseo del avión
y no antes,
obedeciendo tal vez alguna ignota ley de física,
cuando una mujer se acerca al banco donde lee,
y le pregunta:
“¿Puedo ver qué es lo que lees?”
“Pues me parece interesante”
¡Interesante, le parece!
dejando atrás la oscura suerte de un domingo por la tarde.
¿Que qué te importa? no desesperes
porque es entonces cuando llega la muchacha,
¡mujer más guapa!
¡pero guapa… guapísima!
brazos
sonrisa
de playa
"¡Ay, Dios mio de mi alma,
Ay Dios mio que me cago! ¡Mujer más guapa!"
grita un gitano,
guitarra y boina ladeadas, porque es muy guapa
como te dije que no importa,
que no escuchas
De modo que es aquí donde termina nuestra historia.
Él cierra el libro
el de la plaza
se marcha a casa
quizá fuera a otra parte,
una cerveza estaría bien
con este sol
no, no,
se marcha a casa,
estoy seguro
Por el camino, silbotea una canción.
“Los hombres se subastan los pasillos
En el cielo”
¡En el cielo, ay que no aguanto!
Para comer: el táper de mañana.
[olvidé decir que la mujer lleva un bebé:
14 meses, piel aceituna;
el gitano hacía las veces de marido]
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