miércoles, 18 de julio de 2012

EL DÍA EN QUE MIGUEL HERNÁNDEZ SE FOLLÓ UNA CABRA



Quiero que me muerdas los pezones,
vida mía,
que te bajes el corpiño con desgana
a los sitios donde el coño se hace pulpa
y la pulpa te relame las entrañas.


Quiero que aborrezcas cuando diga,
cuanto diga te reviente allá en las bragas
y la pulpa te condumie en dulce llama
y las brasas te relajen la garganta.


Puede que jamás te hagas la estrecha
cuando salgas del trabajo 
y los semáforos te paren a mi ropa 
[estoy cansada,]
o que tu boca se me abra como nunca
y como nunca te devores a mi cama.


Y puede que tu carne se haga barro
en el momento en que supliques
de rodillas y te alumbres a 
mi polla,
o que tus ojos me devoren y me estrujen como leche,
vida mía,
o como espuma o como sal de las tetillas
de esas cabras que a la cueva, siendo joven, 
don Miguel se las follara. 






Antonio P y Manuel T, una noche de porno y de recuerdos.

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