Quiero que me muerdas los pezones,
vida mía,
que te bajes el corpiño con desgana
a los sitios donde el coño se hace pulpa
y la pulpa te relame las entrañas.
Quiero que aborrezcas cuando diga,
cuanto diga te reviente allá en las bragas
y la pulpa te condumie en dulce llama
y las brasas te relajen la garganta.
Puede que jamás te hagas la estrecha
cuando salgas del trabajo
y los semáforos te paren a mi ropa
[estoy cansada,]
o que tu boca se me abra como nuncay como nunca te devores a mi cama.
Y puede que tu carne se haga barro
en el momento en que supliques
de rodillas y te alumbres a
mi polla,
o que tus ojos me devoren y me estrujen como leche,
vida mía,
o como espuma o como sal de las tetillas
de esas cabras que a la cueva, siendo joven,
don Miguel se las follara.
Antonio P y Manuel T, una noche de porno y de recuerdos.
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