sábado, 25 de agosto de 2012

EL VIENTO QUE PEDÍA COSAS QUE COMER

Es el viento de dentro 
el que a mi me molesta. 
Esta madrugada ha irrumpido en mi casa 
y ya no se quiere marchar. 
Se divierte moviendo los cuadros,
me pide cosas que comer
[el cabrón se divierte moviendo mis cuadros
y pide cosas que comer].
Te juro que no he conocido jamás 
a nadie con tan poco tacto. 

domingo, 19 de agosto de 2012

LO QUE MÁS ME GUSTABA DE TI


Es 1990 
y nazco por primera vez

***

Lo que más me preocupa de todo
es que las mujeres
ya nunca nos besan 
debajo de un día de lluvia
[el planchado del pelo ha de ser 
una cosa muy seria]

***

Lo que más me gustaba de ti, 
lo recuerdo, 
era cuando saltabas antes de encontrarme 
y decías: 
de mayores
podremos matar todo lo que nos guste. 

***

Porque a veces un cigarro 
y la nostalgia 
son esa misma cosa 


martes, 14 de agosto de 2012

VETE LEJOS


Con las cosas que se dejan 
pasa un poco lo que pasa 
con las horas de retraso en autobús. 
Si te descuidas 
la distancia te rebana la garganta 
y las palomas, 
esas mismas que antes fueron 
eco sordo de otros lados, 
se descubren las envidias  
y te dicen: vete lejos…
Porque la distancia 
tiene el tiempo de los charcos 
que se acuestan a la calle, 
el mismo ruido del olor de la fregona si es verano, 
y lo que pasa, 
lo que queda allá colgándose del tiempo,
allá colgado de la sombra del vendrás 
y del te espero ver ya pronto,
es que a veces lo que dejas, 
muchas veces lo que queda
se te cabe en lo que dura un viaje tonto en autobús, 
el ruido triste de los pueblos a lo lejos,
y confunde estar tan cerca del inicio, 
tan distante de tu casa, 
que en el fondo, 
[ya no vuelvas, 
vete lejos y no vuelvas]
te consume la certeza de saberte tan distinto
y no haber aprendido nada. 

sábado, 11 de agosto de 2012

LOS HOMBRES TRISTES


Los hombres también pasamos 
por periodos hormonales 
y nos ponemos tristes
y nos da por engordar, 
llamamos a nuestras exnovias 
a las tres de la mañana 
con voz inteligible y maneras ascéticas, 
y ya por la mañana, 
luego de cabrearnos religiosamente
con nuestro peinado, 
nos tragamos diez horas de Ally McBeal
y alguna que otra basura romántica, 
y luego más tarde, 
luego de la cera y el champú oriental, 
salimos a correr disfrazados de playa, 
y es una putada, 
y sobretodo los jodidos poetas, 
que son todos ellos unos cobardes 
y les gusta correr como galgos de mierda
[como galgos con el cuello torcido 
de tanto mirar hacia atrás], 
y correr y correr y correr. 
Los poetas son todos unos maricones.